Canto de la distancia
“ Two-nineteen done took my baby away… La vida había sido eso, trenes que se iban llevándose y trayéndose a la gente mientras uno se quedaba en la esquina con los pies mojados, oyendo un piano mecánico y carcajadas manoseando las vitrinas amarillentas de la sala donde no siempre se tenía dinero para entrar”. –Rayuela, Julio Cortázar
El castillo
A veces escuchaba una suave y lejana campana que tímidamente resonaba por el dificultoso camino a una calle perdida de mi corazón. Tan frío era el viento y casi imperceptible el sonido, que en la distancia el tono se quebraba antes de tocar el solitario rincón del mío. Me asomaba de nuevo, molesta, aturdida, presentía que algo se había oído más allá de la ventana. Pero solo veía el monótono paisaje de siempre; aunque hermoso, me aburría y ya comenzaban a exasperarme los juegos, la gente, el lago del bosque, las tardes con aroma a nostalgia y el crudo invierno que no parecía acabar más.
Entonces, me acostaba cansada buscando consuelos tristes en pensamientos todavía más tristes. Que el sonido hubiera desaparecido no me sorprendía, ya sabía que se daba a conocer de a ratos, cada vez menos seguido. Aún así me alegraba cada vez que lo oía, y la esperanza de que se quedara conmigo algún día y por siempre me mantenía radiantemente activa.
Con el sonido llegaba el tiempo, apurado entraba por la ventana, y ya adentro de la habitación, corría de arriba a abajo, por el piso y las paredes, hasta en el techo andaba, saltando por las alfombras, trepando los muebles y riendo con ganas. Junto con él, las horas se abrían paso, más tranquilas acompañaban a su compañero con quisquillosas risitas que inútilmente trataban de ocultar, porque aunque dulces se mostraban, terminaban siendo igual de tormentosas que su amigo. Me tapaban debajo de un manto de rosas, y me acercaban un acogedor fuego para así brindarme todas las comodidades que alguien podría desear. Dormía plácidamente por horas, y más horas, y más. ¿Despertarse para qué? Si la habitación ofrecía seguridad y tranquilidad. ¿Cuándo saldría entonces? Tal vez el próximo invierno.
–V🌼
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