Cruel es el tiempo
“Y todo el tiempo él había esperado de esa alegre embriaguez algo como un despertar, un ver mejor lo que circulaba, ya fueran los papeles pintados de los hoteles o las razones de cualquiera de sus actos, sin querer comprender que limitarse a esperar abolía toda posibilidad real, como si por adelantado se condenara a un presente estrecho y nimio”. –Rayuela, Julio Cortázar
Cruel es el tiempo, arrasador de buenas amistades y corrompedor de encantadoras vitalidades; señor Justo solo ante los ojos de un niño, puede quebrar la piedra más pura con un único golpecito. Horrores de antaño él contiene, guardados en su bolsa de regalos, bolsa tan grande como la de Papá Noel (Santa Claus); de ella reparte todo tipo de obsequios para todo tipo de gente.
Entonces por él escribo, por el señor Justo. Relleno hojas y hojas de sinsentido, y cada tanto rescato alguna que otra verdad. Pero ya no sé si escribo para que él pase más lento o a un paso más acelerado, aunque seguro lo hago por lo primero debido a que encuentro difícil soportar su tortuoso ritmo, sea rápido o lento, ya no importa.
¿Qué más me queda sino leer y aprender para poder escribir y aplicar[lo]? Sigo sin entender, entonces escribo lo que no entiendo, de forma caótica a veces, pero eso no viene al caso. El tema es que escribo sin entender por eso escribo para entender[¿me?]. Después de regresar una y otra vez al mismo lugar, ¿qué más me queda sino registrar mis numerosos aciertos y desaciertos en algún sitio? Tal vez algún día encuentre respuesta alguna y para entonces deje de escribir lo que no entiendo para victoriosamente escribir lo que sí logro entender.
Esos grandes misterios de la humanidad que tanto me abruman algunas veces son los mismos que me brindan la curiosidad necesaria para poder actuar; lo profundamente revelador está en la pregunta misma y no en la respuesta. La verdad es que no sé de qué se trata todo esto, aún no lo he descubierto, pero si alguien necesitara un consejo, el mío sería que busque, que siga buscando sin rendirse, especialmente que preste especial atención a las preguntas, tal vez contengan sus respectivas respuestas. Vivir solo cuesta vida, dice por ahí un rock and roll ochentoso; ¿y qué mejor que emprender el Gran Viaje con una linda mochila de nostalgias curadoras, dulces intenciones y planes para conquistar, para así empezar por conquistar nuestro propio corazón?
–V🌼
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