Campanario
“Sé amable, porque cada persona enfrenta una dura batalla”. –Juntos a medianoche, Jennifer Castle
Somos este relato que es nuestro y de nadie más; somos este preciso momento que intento inútilmente congelar en el tiempo; somos un retrato que no se deteriora en la eternidad de estos años circunspectos, sino que para mantenerse inmaculado, disputa insustanciales batallas contra nadie, contra todo, especialmente contra la ligereza de un rival infranqueable que no da tregua ni parece aflojar ni un solo minuto.
Pero más que nada somos una historia, atravesada por otras historias tan misteriosas e impenetrables como la mía, adosadas a un cuaderno de nostalgias pasadas y esperanzas futuras, que escribe un hoy con letra titubeante y así, aspira a un mañana más certero. A esta altura, creo que no cuento más que con mi austero corazón y unas cuantas ,agridulces sensaciones que sondean los rincones del mío. Puedo ,gracias a este espíritu, quebrantar prejuicios de los más juiciosos y poblar jardines preciosos, repletos de mariposas que revolotean entre margaritas, rosas, girasoles, geranios y dalias.
Ahora mismo me encuentro en la solitud de mi jardín, con el viento calándome los talones y acompañando la sutil despedida que los pájaros dirigen a la tarde. Cantan una armonía del más allá y reposando parsimoniosamente en las ramas de tempranamente penosos jacarandás (es noviembre y todavía primavera ,pero sus flores ya no están), dan indicios de algún otro mundo, tal vez de un mundo paralelo dentro de este, o si no es paralelo entonces perpendicular, no sé.
Solo decirles que aún no he descubierto el misterio del ser, pero que locamente disfruto de la magia de la que sacude cada centímetro de mi alma semanalmente sino a diario. Ay, más baja el sol, más frío tengo. Me despido, internautas. Que tengan linda semana.
–V🌼
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