Siguiendo nuevos rumbos
“Así fui debelando los años, así fui entrando en posesión de lo que ya era mío. Una noche sentí que me acercaba a un recuerdo preciso; antes de ver el mar, el viajero siente una agitación en la sangre”. -La escritura del dios, Jorge Luis Borges
Conozco ese sentimiento. La brisa nocturna que golpea la cara, mientras el cabello se enreda y dentro el alma baila, desprendiéndose de toda atadura. Corriendo por el campo, descubro las maravillas que hay en el mundo. Visito aquel lugar por primera vez, sin embargo aquel paisaje me sugiere que estoy en casa. Es un sitio que había imaginado en mis más extraños sueños y conocido en mis libros favoritos; acá el aire puro barre las tristezas y cuando el sol se oculta detrás de los pinos y las montañas, esparce un manto de paz que se extiende en la ruta. Si aguzo el oído, puedo escuchar el rumor del mar que llega con el viento y me envuelve en un ánimo de júbilo. Me recuesto sobre el césped y miro el cielo. El firmamento extendiéndose sobre mí es la esperanza de eternidad. El aroma a verano y otras tantas sensaciones que no logro explicar son razones me instan al cambio. Días así reflexiono sobre dónde me hallo ubicada en mi vida y si estoy satisfecha de encontrarme allí. ¿Acaso sigo viviendo otra historia distinta, en lugar de potenciar la mía? O quizás viva mi historia, pero aún no resuelva ser la protagonista.
En verdad estoy intentando cerrar la puerta del pasado, perdonar y perdonarme, despedirme de lo que fue para evitar que recordarlo demasiado me haga perder en caminos ya recorridos. Pero en ocasiones me estanco y me aferro a situaciones que ya no me competen porque acontecieron hace bastante tiempo. Sé que soy dueña de mis recuerdos, pero estos son solo eso: recuerdos. Poner tanto ímpetu en repensarlos, es infuctoso y no combina con el nuevo estilo de vida que estoy eligiendo. Quiero desasirme de lo que no me permite ser libremente, y creo entender que la mejor forma de hacerlo es siendo feliz.
-Valen🌼
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