Cálido paisaje
“Y en esos momentos, la existencia se tornaba más intensa y se encontraba uno a sus anchas. (…) Bastaba con desplegar las propias velas –como hacían todos aquellos barcos que ahora se estaban poniendo en movimiento y empezaban a surcar la bahía–, con dejarse ir entre las cosas, más allá de las cosas. Nada estaba vacío, sino colmado, rebosante”. –Al faro, Virginia Woolf
Las mañanas nubladas tienen un nosequé melancólico. Cuando su sombra se posa sobre el mar parsimonioso, lo dota de un celeste verdoso, y se asemeja a un lago paradisíaco. El aroma a café llega con la brisa. Entonces el horizonte adquiere aires solemnes, y el paisaje parece representar una imagen de siglos pasados. Entrecierro los ojos y se revela ante mí una ínfima parte del mundo. Quisiera guardar esta escena en mi corazón, como un recurso ante la incertidumbre, como la certeza de que detrás de la nubes el sol siempre brilla. Quisiera que días así nunca acabaran, pero me consuela pensar en que ahora sé que existe un sitio así, al que siempre puedo regresar.
–Valen🌼
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