Ser
“Ser actor significaba renunciar a la platea, y él parecía nacido para ser espectador en fila uno. ‘Lo malo’, se decía Oliveira, ‘es que además pretendo ser un espectador activo y ahí empieza la cosa’”.
Todo parece resumirse en ese verbo de tres letras: SER. Ser o no ser. La vida misma resumida en un verbo; el propio ser humano contenido dentro de esa palabra, atrapado dentro de sí mismo; el ser humano rendido ante el querer ser y al mismo tiempo, motivado a ser todo aquello que desea. Así, vive en una constante puja entre el dolor y la plenitud, con un ánimo intermitente que a veces le juega en contra y otras a favor.
Qué extraño que nos sigamos sorprendiendo frente al poder de la convicción y la decisión; admito que resulta tedioso que nos lleve tanto tiempo darnos cuenta de que una buena preparación es fundamental para desempeñar cualquier papel de la forma más preciosa posible, y lograr una actuación intachable. Los años de práctica, sin embargo, no vienen solos, sino que suelen estar acompañados de una eficiencia particular que se refleja en el momento presente. También, sabemos que la fuerza interior que nos acompaña está siiiieeeempre, solo que a veces se encuentra dormida un sueño que pareciera eterno, o bien una siesta.
Pero aún así, aún teniendo ese concepto claro, sigue acechándonos el dolor. Será como canta Fabiana Cantilo,
Si al final abrazarse al dolor
No nos deja brillar
O como Cortázar escribió : “Sí, se sufre de a ratos, pero es la única salida decente”.
De todas maneras, aunque se prolongue el sufrimiento, NUNCA, bajo ninguna circunstancia, debemos perder la fe, y si lo hacemos, debemos recuperarla lo más pronto posible; porque cuando menos lo esperamos, se prende esa lucecita en algún rincón de la habitación; SIEMPRE hay un rincón de esperanza, no lo dudes. Y si no encontramos esa luz, podemos ser nosotros aquella luciérnaga que revolotea en la noche, llenando el aire de color, reflejándonos en el agua e iluminando el bosque. 😉 ¡No tengas miedo de encender tu linterna!
–V🌼
